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5 octubre, 23

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Virgen del Pilar

Virgen del Pilar en Zaragoza: ¿qué celebramos?

El día 12 de octubre celebramos el día de Nuestra Señora la Virgen del Pilar. España Zaragoza y la Hispanidad lo conmemoran.

Patrona de la Hispanidad, de la ciudad de Zaragoza y también de Correos y de la Guardia Civil. Miles son los peregrinos y de todas las nacionalidades que acuden a rezar a La Virgen del Pilar en Zaragoza, donde se encuentra su Catedral-Basílica.

Zaragoza, durante todo el año, pero muy especialmente durante las fiestas del Pilar, es la cuidad desde donde surge la unión nacional y universal: la Virgen del Pilar. Desde que Colón abriera las puertas al Nuevo Mundo en 1492, se difundieron los valores cristianos a naciones de América, África y Asia, ahora unidas por el sólido pilar de un pasado, un idioma y una rica y diversa cultura en común.

Virgen del Pilar

¿Cuál es la historia de la Virgen del Pilar?

Tal y como se recoge en unos documentos del siglo XIII que se conservan en la catedral de Zaragoza, la historia se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión.

En el año 40 después de Cristo, los Apóstoles habían empezado a cumplir la misión de predicar el Evangelio. Cada uno buscando una parte del mundo.

Los documentos dicen textualmente que Santiago, «pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro.

El Apóstol fue viendo que aquella civilización era increíblemente dura. Era muy difícil hacer llegar a esas gentes las palabras del Evangelio, por lo que Santiago comienza a desanimarse al ver que su esfuerzo no da frutos.

Pero en la noche del 2 de enero del año 40 AD, Santiago, que se encontraba descansando con sus discípulos junto al río Ebro, en la Cesaraugusta Romana, que era el nombre que daba Roma a la actual Zaragoza, de repente oyó voces de ángeles que cantaban "Ave, María, gratia plena" y la Virgen se apareció de pie sobre un pilar de mármol».

La Santísima Virgen, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que «permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio».

Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El apóstol Santiago y los ocho testigos comenzaron a edificar una iglesia en aquel sitio. Pero antes que estuviese terminada, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresar a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima.

Años más tarde...

El Papa Clemente XII es consciente de esta devoción e instaura el 12 de octubre como día en el que se celebra la festividad de la Virgen del Pilar.

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón pone el primer pie en América y así queda patente que hay mundo más allá de Hispania. Por este motivo a Nuestra Señora del Pilar se le encomienda la Hispanidad, porque se puso bajo su manto la evangelización de las nuevas tierras.

La devoción del pueblo es tan profunda entre los españoles, y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparición de la Virgen como «una antigua y piadosa creencia».

Virgen del Pilar

La ciudad de Zaragoza y la basílica de Nuestra Señora del Pilar su patrona

A orillas del Ebro se levanta en Zaragoza la basílica de Nuestra Señora del Pilar. Comienza su construcción en tiempos del Renacimiento, atraviesa el Barroco y remata, en pleno siglo XVIII, con soluciones neoclásicas.

Dentro de la basílica está la santa capilla de Nuestra Señora del Pilar, magnífico estuche que encierra la columna en donde se apareció la Virgen al Apóstol Santiago, y que los visitantes han venerado a lo largo de los siglos. Ese pilar está forrado de bronce y plata, y sostiene una estatuilla que representa a una Virgen del Pilar, con imponente manto y el niño Jesús en brazos.

La imagen de la Virgen

La talla de la Virgen no alcanza los cuarenta centímetros. Sus líneas son gótico tardías, y por la forma de abotonar la túnica, el cinturón con su hebilla, el alto talle y los zapatos, podría datarse en el siglo XV.

La figura del Niño sostiene en una mano un pajarillo y con la otra se agarra con fuerza al manto de su Madre. Puede decirse que no sigue el estilo escultórico de la Virgen, aunque sí la completa.

El conjunto se asienta sobre el Pilar, la lisa columna de jaspe recubierta de plata labrada que a excepción de los días 2, 12 y 20 de cada mes, la Virgen, no se cubre con manto.

Algunas curiosidades:

De la importancia actual de la Basílica

La basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza es el monumento más visitado de España en los últimos años prepandemia. Es, además de la principal atracción turística de Zaragoza y el icono de ciudad, el primer santuario mariano del mundo y un importante destino de peregrinación; millones de personas lo visitan anualmente.

Es basílica y también catedral. Zaragoza fue la primera ciudad del mundo en tener dos catedrales:la primera, desde principios del siglo XII, cuando las tropas de Alfonso el Batallador conquistaron la ciudad; la segunda, la basílica del Pilar, nada menos que desde 1676.

Se puede subir a una de las cuatro torres, por 3 €. El ascensor llega a los 63 metros de altura y se puede disfrutar de las mejores vistas panorámicas de la ciudad de Zaragoza, desde el mirador de una de las cuatro torres de la basílica. Así como también se puede contemplar desde allí la majestuosidad del río Ebro y de los Pirineos. Además, también puede accederse a la parte más alta de las torres (que se encuentra a unos 80 metros de altura) tras subir unos cuantos peldaños.

De la historia de la basílica de la Virgen del Pilar

En agosto de 1936 fue bombardeada la basílica de la Virgen del Pilar en Zaragoza. Durante la guerra civil española, un avión republicano lanzó cuatro bombas: una cayó al Ebro, otra a la plaza del Pilar y dos en el interior del templo sin que ninguna de ellas llegara a estallar ni a causar daños de consideración. Dos de esas bombas se encuentran expuestas en los pilares del templo y el hueco, con forma de cruz que dejó la que cayó en la plaza, fue rellenado con mármol.

Del valor artístico y cultural de la basílica de Nuestra Señora del Pilar

Goya pintó la cúpula en 44 días.

La primera película española de la historia se rodó en el Pilar en 1898.

También es el único edificio cristiano del mundo con simbología taoísta. Estos son los símbolos similares a los empleados en la medicina china tradicional que adornan algunas partes del templo, y que alimentan la teoría de la influencia taoísta en El Pilar. Los monjes jesuitas volvieron a Zaragoza tras pasar una etapa de misioneros en China y ésta puede ser su explicación.

Virgen del Pilar

«A una sencilla imagen de la Virgen del Pilar confiaba yo por aquellos años mi oración, para que el Señor me concediera entender lo que ya barruntaba mi alma. Domina! –le decía con términos latinos, no precisamente clásicos, pero sí embellecidos por el cariño, ut sit!: Señora, que sea de mí lo que Dios quiere que sea».

San Josemaría.

Nuestra Señora del Pilar en la vida de san Josemaría

En la infancia de san Josemaría esta advocación de la Virgen del Pilar fue de gran compañía y apoyo. Sus padres, aragoneses de nacimiento, le inculcaron desde niño su devoción. Y esta devoción le acompañó hasta el final de su vida.

En Roma, en los últimos años de su vida, lo acompañaba una pequeña imagen de la Virgen del Pilar que besaba cada mañana al despertarse; y en el cuarto de trabajo, conservaba otra representación a tamaño natural de esta advocación.

En los años que pasó en Zaragoza, tanto en el seminario como estudiando Derecho, sus visitas a la Virgen eran diarias. «Como tenía buena amistad con varios de los clérigos que cuidaban la basílica, pude un día quedarme en la iglesia después de cerradas las puertas. Me dirigí hacia la Virgen, con la complicidad de uno de aquellos buenos sacerdotes ya difunto. Subí las pocas escaleras que tan bien conocen los infanticos y, acercándome, besé la imagen de Nuestra Madre. Sabía que no era ésa la costumbre, que besar el manto se permitía exclusivamente a los niños y a las autoridades (...)

(...) Sin embargo, estaba y estoy seguro de que, a mi Madre del Pilar, le dio alegría que me saltara por una vez los usos establecidos en su catedral. La sigo tratando con amor filial. Con la misma fe con que la invocaba por aquellos tiempos, en torno a los años veinte, cuando el Señor me hacía barruntar lo que esperaba de mí: con esa misma fe la invoco ahora (...) Bajo su protección, continúo siempre contento y seguro». Esa oración ante la Virgen, pidiéndole que viese y fuese lo que Dios quería para él, prepararon la fundación del Opus Dei.

Domina, ut sit! Señora, que sea eso... que tú quieres

San Josemaría celebró su Primera Misa solemne en la capilla del Pilar de Zaragoza. Cuando se trasladó a Madrid luego a Roma, continuó visitando a la Virgen siempre que podía. La última vez fue el 7 de abril de 1970.

El 23 de junio de 1992, tras la recién celebrada beatificación del Fundador del Opus Dei, el entonces prelado de la Obra, D. Álvaro del Portillo ofreció un manto a la Virgen del Pilar.

Con motivo de esta fiesta, ofrecemos una oración para pedir su intercesión: ¡Virgen Santísima del Pilar, ruega por el Papa y los obispos, por los sacerdotes y por todos los cristianos, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!

A los pies de la Virgen

«Ahora entendemos el sentido profundo del Pilar. No es, ni ha sido nunca, ocasión para un sentimentalismo estéril: establece una base firme en la que se asienta una norma de conducta cristiana, real y sólida. En el Pilar, como en Fátima y en Lourdes, en Einsiedeln y en Loreto, en la Villa de Guadalupe, y en esos miles de lugares que la piedad cristiana ha edificado y edifica para María, se educan en la fe los hijos de Dios.

La historia nos remonta a los comienzos apostólicos, cuando se iniciaba la evangelización, el anuncio de la Buena Nueva. Estamos todavía es esa época. Para la grandeza y la eternidad de Nuestro Señor, dos mil años son nada. Santiago, Pablo, Juan y Andrés y los demás apóstoles caminan junto a nosotros. En Roma se asienta Pedro, con la vigilante obligación de confirmar a todos en la obediencia de la fe. Cerrando los ojos, revivimos la escena que nos ha relatado, como en una carta reciente, san Lucas: todos los discípulos, animados de un mismo espíritu, perseveraban juntos en oración, con María, la madre de Jesús», señala san Josemaría.

Es signo de fortaleza en la fe, en el amor, en la esperanza. Con María, en el cenáculo, recibimos al Espíritu Santo. Él, no abandonará a su Iglesia. Nuestra Señora multiplicará en la tierra el número de los cristianos, convencidos de que vale la pena entregar la vida por Amor de Dios.

Con la colaboración de: OpusDei.org

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