Para mí, el sacerdocio es como un traje de Jesús que me ha regalado para entrar en el banquete de la vida eterna

Nombre: Alfred Dotto Francis Mlinga.
Edad: 31 años.
Situación: Sacerdote
Origen: Bunda, Tanzania.
Estudios:  Derecho Canónico en la Universidad de Navarra, en Pamplona.

Alfred Dotto Francis Mlinga ya es sacerdote de la Diócesis de Bunda. Proviene de una familia de cuatro hermanos; 2 varones y 2 mujeres.

«Soy D. Alfred Dotto Francis Mlinga, de la Diócesis de Bunda, y tengo 31 años. Vengo de Tanzania un hermoso País de África y tropical, donde nací, crecí, y recibí tanta formación humana como cristiano antes de ingresar en seminario. Tengo 4 hermanos, y es en Tanzania también donde me he encontrado con Dios y he descubierto mi vocación.

En 2017 la Providencia Divina me trajo a España para ser formado en el Seminario Internacional Bidasoa y realizar mi formación intelectual en la Universidad de Navarra. Aquí he recibido y sigo recibiendo grandes dones, que han marcado mi vida, mi futuro ministerio para siempre. Ha sido una enorme oportunidad en estos años que he realizado, para perfeccionarme como persona, progresar académicamente y crecer espiritualmente y pastoralmente para que en un futuro próximo pueda servir al Señor como sacerdote. Espero retribuir de la mejor forma posible a la Iglesia estos dones que he recibido de Dios.

En la actualidad estoy estudiando Derecho Canónico en la Universidad de Navarra. Soy sacerdote desde hace meses. Recibí la formación sacerdotal, una parte en Tanzania y otra parte en España, en la Universidad de Navarra.

Agradezco mucho a la Fundación CARF por este regalo de acompañarme en mi formación de sacerdote. Dios les bendiga abundantemente por todo lo que ustedes han hecho por mí acompañándome hasta ahora en mis estudios de Derecho Canónico.

Descubrí mi vocación cuando era niño, a los 12 años, gracias a la ayuda de mi párroco y mis padres con sus cercanías y sus consejos de vivir una vida buena, santa y sobre todo una vida de cercanía a Dios. Para mí, el sacerdocio es como un traje de Jesús que me ha regalado para entrar en el banquete de la vida eterna. Vengo de una familia mezclada de muchas religiones. Mi padre falleció hace 5 años, pero antes de su muerte era musulmán, y mi madre protestante.

Nosotros sus hijos somos católicos excepto nuestro hermano menor, quien también es protestante. Aunque toda la familia antes era una familia protestante, después de unos años hubo ese cambio de religiones. Pero gracias a Dios, antes del fallecimiento de mi padre, y hasta ahora, seguimos viviendo con mucha alegría y paz, y la diferencia de nuestras religiones no nos ha hecho ningún daño y no ha afectado la relación familiar.

¿Por qué cambiamos las religiones? Porque, mi padre trabajaba en una ciudad donde había muchos musulmanes, y fue por eso que mi padre cambió su religión. Nosotros vivíamos con nuestra madre en un pueblo donde no había ni fe ni Iglesia protestante, pero si había fe católica, y nosotros con el permiso de nuestros padres, comenzamos ir a misa cada domingo y después de un año, aprendimos catequesis y después de tres años de catequesis llegamos a ser bautizados como cristianos dentro de la Iglesia Católica. Y hasta ahora seguimos con nuestra fe católica como discípulos fieles de Jesucristo.

Rezo para que nosotros beneficiados, tengamos la gracia de corresponder enormemente a la gran confianza depositada por ustedes en nuestra vocación de sacerdotes. Rezo de modo especial por todos los benefactores que tan generosamente se desprenden de sus bienes en favor de la formación de los sacerdotes.

Muchas gracias por la indispensable ayuda que me viene a lo largo de estos años de formación como sacerdote. Gracias por su ayuda material, apoyo y entrega generosa en la oración. Me siento muy orgulloso de haberles conocido a ustedes en mi vida y en mi formación sacerdotal, personas de corazón generoso que se preocupan afectiva y efectivamente por la formación sacerdotal de la Iglesia de Cristo. 

Quiero agradecer mucho a Dios por este don del sacerdocio y a la Fundación CARF y sus benefactores por su gran apoyo y ayuda económica. Dios les bendiga».

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