


Daré lo mejor de mí para poder formarme y servir a la Iglesia y a mi diócesis
Blaise Olok Njama Muteck tiene 34 años y es un sacerdote de la Diócesis de Bafang (Camerún) desde hace 4 años. Es el más joven de una familia de 6 hermanos: 3 niños y 3 niñas. «Mi vida siempre ha sido basada en una alegre precariedad, que comenzó muy pronto en mi vida: al día siguiente de mi nacimiento, mi papá perdió su trabajo, pero esta situación no me impidió ir a la escuela. Durante mi infancia, mientras asistía a la escuela primaria, recibí los sacramentos de iniciación cristiana. Fue durante este período que sentí la llamada a convertirme en sacerdote. Tras la escuela primaria, mi papá fue a matricularme en el Petit Séminaire Saint Michel de Melong, donde pude estudiar durante un año a pesar de su escasa pensión de jubilación. Después fui excluido del seminario debido a la falta de pago de mi matrícula. Dos años después, mi padre murió y todo se complicó aún más, ya que nadie podía hacerse cargo de mi formación. Pero la Providencia trabajaba por nosotros y lo hizo todo más fácil ya que mi hermana mayor, la primera hija de la familia, fue contratada en un banco: fue ella quien se sacrificó por mí para que pudiera completar mis estudios primero en el Seminario Menor y luego en el Seminario Mayor. Después de mi formación, fui ordenado diácono y asignado como vicario en la parroquia de St. Paul de Nkondjock (en las afueras de la ciudad) donde, además de la falta de agua potable y la inestabilidad de la electricidad, me encontré una vez más, y esta vez como sacerdote, en esa alegre precariedad. Fue una experiencia difícil pero hermosa y rica. Pasé dos años en este pueblo y allí mismo fui ordenado sacerdote, el 30 de enero de 2016. Al año siguiente, el obispo me confió un nuevo cargo como pastor de una parroquia de lengua inglesa, en Bafang, y Director del colegio de St. Paul, además de capellán de los colegios St. Paul y St. Mary. Hay que saber que en mi país la precariedad también se expresa a través de la presencia de dos idiomas oficiales: el francés y el inglés, además de los idiomas locales. Así que todos tenemos que ser capaces de hablar en varios idiomas. Me quedé tres años en este oficio antes de que mi obispo decidiera mandarme a Roma para estudiar.»













Apoya una vocación en cualquier lugar del mundo
Una beca completa de 18.000 euros es el importe necesario para que un candidato pueda vivir y estudiar durante un año, en las localizaciones de sus universidades, sean en Roma o Pamplona. Las diócesis más necesitadas del mundo requieren una beca completa para sus candidatos. En muchos casos, la diócesis sufraga parte de este coste requiriéndose un importe menor, que siempre esta indicado junto al candidato que lo solicita.



¿En qué consiste una beca completa?
Mas de 800 obispos de los cinco continentes, solicitan ayudas al estudio para sus candidatos a través de las becas. Gracias a los benefactores como tu, CARF hace frente a la mayoría de las solicitudes, pero las necesidades son crecientes y queremos que todas las peticiones sean atendidas.
En la gráfica podrás ver la composición de una beca completa.



- Manutención y alojamiento: 11.000€
- Matrícula y tasas académicas: 3.500€
- Complemento formación académica: 3.500€




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