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10 noviembre, 22

Artículos de Expertos

La crisis espiritual de Europa: Joseph Weiler

Joseph Weiler, Premio Ratzinger de Teología 2022, ha sido el ponente del Foro Omnes-CARF sobre La crisis espiritual de Europa. En un Aula Magna rebosante en el Edificio Masters de la Universidad de Navarra, en Madrid, el constitucionalista americano ha compartido las claves y reflexiones sobre el pensamiento europeo actual.

«Vemos las consecuencias de una sociedad llena de derechos pero sin responsabilidad personal»

El Aula Magna de la sede de la Universidad de Navarra en Madrid ha acogido el Foro Omnes-CARF sobre «La crisis espiritual de Europa». Un tema que ha suscitado una gran expectación traducida en el amplio público que se ha dado cita en este encuentro.

Alfonso Riobó, director de Omnes, ha abierto este Foro Omnes-CARF agradeciendo a ponentes y asistentes su presencia y destacando el nivel intelectual y humano del profesor Weiler que se convierte en el tercer galardonado con el Premio Ratzinger que acude a un Foro Omnes-CARF. Asimismo, el director de Omnes agradeció a los patrocinadores, el Banco Sabadell y la sección de Turismo Religioso y Peregrinaciones de Viajes el Corte Inglés su apoyo en este Foro como también al Máster de Cristianismo y Cultura de la Universidad de Navarra.

La catedrática María José Roca ha sido la encargada de moderar la sesión y presentar a Joseph Weiler. Roca ha señalado la defensa de «que sea posible en Europa una pluralidad de visiones dentro de un contexto de respeto a los derechos» que encarna el profesor Weiler quien representó a Italia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Lautsi vs. Italia, que falló a favor de la libertad de la presencia de crucifijos en las escuelas públicas italianas.

La «trinidad europea»

Weiler ha comenzado su disertación destacando cómo «la crisis que vive Europa no es sólo política, defensiva o económica. Es una crisis, sobre todo de valores». En este ámbito, Weiler ha explicado los valores que, a su juicio, sustentan el pensamiento europeo y que ha denominado «la trinidad europea»: «el valor de la democracia, la defensa de los derechos humanos y el estado de derecho».

Estos tres principios son la base de los estados europeos, y son indispensables. No queremos vivir en una sociedad que no respeta esos valores, mantuvo Weiler, «pero tienen un problema, están vacíos, pueden ir en una dirección buena o en una dirección mala».

Weiler ha explicado esta vaciedad de los principios: la democracia es una tecnología de gobierno; está vacía, porque si hay una sociedad donde la mayor parte fueran personas malas, habría una democracia mala. «Al igual, los derechos fundamentales indispensables nos dan libertades, pero ¿qué hacemos con esa libertad? Según lo que hagamos se puede hacer bien o mal; por ejemplo, podemos hacer mucho mal protegidos por la libertad de expresión».

Por último, ha apuntado Weiler, lo mismo ocurre con el estado de derecho si las leyes que emana son injustas.

El vacío europeo

Ante esta realidad, Weiler ha defendido su postulado: el ser humano busca «dar un significado de nuestra vida que va más allá de nuestro interés personal».

Antes de la II Guerra Mundial, ha continuado el profesor, «este deseo humano se cubría con tres elementos: familia, Iglesia y patria. Tras la contienda, estos elementos desaparecen; y se entiende, si se tiene en cuenta la connotación con, y abuso por parte de, los regímenes fascistas. Europa se vuelve secular, las iglesias se vacían, desaparece la noción de patriotismo y la familia se desintegra. Todo ello da lugar a un vacío». De aquí deviene esa crisis espiritual de Europa: «sus valores, ‘la santa trinidad europea’ son indispensables, pero no colman la busca de significado de vida. Los valores del pasado: familia, iglesia y patria ya no existen. Se produce, pues un vacío espiritual».

Ciertamente no queremos regresar a una Europa fascista. Pero, tomando como ejemplo el patriotismo, en la versión fascista el individuo pertenece al Estado; en la versión democrático-republicana, el Estado pertenece al individuo.

Europa ¿cristiana?

El experto constitucionalista se ha preguntado en la conferencia si es posible una Europa no cristiana. Ante esta pregunta, ha continuado Weiler, podemos responder según como se defina la Europa cristiana. Si miramos «el arte, la arquitectura, la música, y también la cultura política, es imposible negar el profundo impacto que la tradición cristiana, han tenido en la cultura actual de Europa».

Pero la raíz cristiana no es la única que ha influido en la concepción de Europa: «en las raíces culturales de Europa hay también una influencia importante de Atenas. Europa culturalmente hablando es una síntesis entere Jerusalén y Atenas».

Weiler ha apuntado que junto a esto, es muy significativo que hace veinte años, «en la gran discusión sobre el preámbulo de la Constitución Europea, ésta empezaba con una cita de Pericles (Atenas) y hablaba sobre la razón iluminista y se rechazó la idea de incluir una mención a las raíces cristianas». Aunque este rechazo no cambia la realidad, demuestra la actitud con la que la clase política europea aborda este tema de las raíces cristianas de Europa.

Otra posible definición de Europa cristiana sería si hubiera «al menos una masa crítica que sean cristianos practicantes. Si no tenemos esta mayoría es difícil hablar de Europa cristiana. «Es una Europa con un pasado cristiano», ha destacado el jurista. «En la actualidad nos encontramos en una sociedad postConstantino. Ahora», ha afirmado Weiler, «la Iglesia (y los creyentes: la minoría creativa) deben buscar otra manera de influir en la sociedad»

Alfonso Riobó, Joseph Weiler y María José Roca

Alfonso Riobó, Joseph Weiler y María José Roca.  ©Rafael Martín

Los tres peligros de la crisis espiritual de Europa

Joseph Weiler ha apuntado tres puntos clave en esta crisis espiritual de Europa: la idea de que la fe es algo relativo al ámbito privado, una falsa concepción de la neutralidad que es, en realidad, una opción por la laicidad, y la concepción del individuo como sujeto únicamente de derechos y no de deberes:

1. Considerar la fe como algo privado.

Weiler ha expuesto, con clarividencia cómo los europeos somos «hijos de la Revolución francesa y veo muchos colegas cristianos que han asumido esta idea de que la religión es algo privado. Personas que bendicen la mesa pero que no lo hacen con sus colegas de trabajo por esta idea de que es algo privado».

En este punto, Weiler ha recordado las palabras del profeta Miqueas: «Hombre, se te ha hecho saber lo que es bueno, lo que el Señor quiere de ti: tan solo practicar el derecho, amar la bondad, y caminar humildemente con tu Dios» (Miqueas 6, 8) y ha apuntado que «no dice camina en secreto, sino humildemente. No es lo mismo caminar humildemente que caminar a escondidas. En la sociedad postconstantiniana, me pregunto si es una buena política esconder la fe, porque hay un deber de testimonio».

2. La falsa concepción de la neutralidad

En este punto, Weiler ha señalado esta otra «herencia de la Revolución francesa». Weiler ha ilustrado este peligro poniendo como ejemplo el ámbito de la educación. Un punto en el que, «americanos y franceses están en la misma cama. Piensan que el estado tiene la obligación de ser neutral, es decir no puede mostrar una preferencia a una u otra religión. Y eso lleva a pensar que la escuela pública debe ser laica, secular, porque si es religiosa sería una violación de la neutralidad.

¿Qué significa esto? Que familia laica, que quiere una educación laica para sus hijos puede enviar a sus hijos a la escuela pública, financiada por el estado pero una familia católica que quiere una educación católica debe pagar porque es privada. Es una falsa concepción de la neutralidad, porque opta por una opción: la laica.

Se puede demostrar con el ejemplo de Países Bajos y Gran Bretaña. Estas naciones han entendido que la ruptura social de ahora no se da entre protestantes y católicos, por ejemplo, sino entre religiosos y no religiosos. Los estados financian escuelas laicas, escuelas católicas, escuelas protestantes, escuelas judías, escuelas musulmanas… porque financiar sólo escuelas seculares es mostrar una preferencia por la opción secular».

«Dios nos pide caminar humildemente, no caminar a escondidas», Joseph Weiler, Premio Ratzinger 2022.

3. Derechos sin deberes

La última parte de la conferencia del profesor Weiler se detiene en lo que él denomina como «una consecuencia evidente de la secularización de Europa: la nueva fe son la conquista de derechos».

Aunque, como ha defendido, si el derecho pone al hombre en el centro es bueno. El problema es que nadie habla de deberes y poco a poco, se «convierte a este individuo en un individuo autocentrado. Todo empieza y termina en mí mismo, lleno de derechos y sin responsabilidades».

Ha explicado: «No juzgo a una persona según su religión. Conozco a personas religiosas que creen en Dios y que son, al mismo tiempo, horribles seres humanos. Conozco a ateos que son nobles. Pero como sociedad algo ha desaparecido cuando se ha perdido una poderosa voz religiosa».

Pero «en la Europa no secularizada», ha explicado Weiler, «cada domingo había una voz, en todos lados, que hablaba de deberes y era una voz legítima e importante. Esta era la voz de la Iglesia. Ahora ningún político de Europa podría repetir el famoso discurso de Kennedy. Podremos ver las consecuencias espirituales de una sociedad que está llena de derechos pero no hay deberes, ni responsabilidad personal».

Recuperar el sentido de responsabilidad

Ante la preguntas sobre qué valores debería recuperar la sociedad europea para evitar este colapso, Weiler ha apelado, en primer lugar a «la responsabilidad personal, sin ella las implicaciones son muy importantes». Weiler ha defendido los valores cristianos en la creación de la Unión Europea: «posiblemente más importante que el mercado, en la creación de la Unión Europea fue la paz».

Weiler ha defendido que «de una parte fue una decisión política y estratégica muy sabia, pero no sólo eso. Los padres fundadores: Jean Monet, Schumman, Adenauer, De Gasperi... católicos convencidos, hicieron un acto que mostraba la fe en el perdón y en la redención. Sin estos sentimientos, ¿pensáis que cinco años después de la Segunda Guerra Mundial se hubieran dado la mano franceses y alemanes?, ¿de dónde han venido estos sentimientos y este convencimiento en la redención y el perdón si no es de la tradición cristiana católica? Es el éxito más importante de la Unión Europea».

Joseph Weiler

Norteamericano de origen judío, nació en Johannesburgo en 1951 y ha vivido en diversos lugares de Israel así como en Gran Bretaña, donde estudió en las universidades de Sussex y Cambridge. Posteriormente se trasladó a los Estados Unidos donde ha ejercido como profesor en la Universidad de Michigan, luego en la Harvard Law School, y en la Universidad de Nueva York.

Weiler es un renombrado experto en Derecho de la Unión Europea. De religión judía, Joseph Weiler, casado y padre de cinco hijos, es miembro de la American Academy of Arts and Sciences y, en nuestro país, ha recibido el doctorado honoris causa por la Universidad de Navarra y por CEU San Pablo.​

Representó a Italia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Lautsi vs. Italia, en el que su defensa de la presencia de los crucifijos en lugares públicos reviste un particular interés por la clarividencia de sus argumentos, la facilidad de sus analogías, y sobre todo, por el nivel de los razonamientos presentados ante en Tribunal, afirmando, por ejemplo, que «el mensaje de tolerancia hacia los otros no debe traducirse en un mensaje de intolerancia hacia la propia identidad».

En su argumentación Weiler puso además de manifiesto la importancia de un equilibrio real entre las libertades individuales, propias de las naciones europeas, tradicionalmente cristianas que «demuestra a los países que creen que la democracia les obligaría a despojarse de su identidad religiosa que eso no es cierto».

El próximo 1 de diciembre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco entregará el Premio Ratzinger 2022 al Padre Michel Fédou y al Profesor Joseph Halevi Horowitz Weiler.

María José Atienza.

Publicado en Iglesia y nueva evangelización, www.omnesmag.com

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