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18 enero, 21

Artículos de Expertos

Los planes de los Cremades: La audacia de los imposibles

Conocí a don Javier Cremades cuando era capellán de la facultad de Periodismo de la Universidad Complutense. De eso hará unos veinte años.

Me presenté por mi cuenta diciendo que era amigo de su hermano Pablo, que por entonces estaba muy enfermo, y quería preguntar por él. Don Javier lo solucionó con una llamada directa desde su teléfono móvil a Zaragoza y así pude despedirme de Pablo, ya a punto de irse al cielo. Desde entonces me lo encontré esporádicamente y tampoco disponía de su dirección de correo hasta que, en junio de 2020, cuando se publicó su libro Los planes de los Cremades (ediciones Letragrande) volvimos a contactar y recordamos tiempos pasados.

Un nuevo intercesor para los imposibles

Ahora don Javier está con Pablo y con sus padres, y con tantos buenos amigos con los que seguir haciendo planes, pues una persona tan decidida como él no se va a privar de hacerlos para ayudar a los que están en la tierra. Si se busca un nuevo intercesor para los imposibles, además de san Judas Tadeo y santa Rita, tendrá que ser don Javier Cremades. De hecho, el perfil de su cuenta de Twitter presentaba una imagen con la palabra Imposible, partida en dos.

Quien le conoció como organizador de la JMJ 2011 en Madrid, estará de acuerdo conmigo en que conseguía lo que se proponía: desde organizar una exhibición de jinetes andaluces en la Puerta de Alcalá a llenar de confesonarios el Retiro pasando por instalar pasos de la Semana Santa en el paseo de Recoletos.

Javier Cremades, autor del libro Los planes de los Cremades, una familia amiga del Opus Dei

Javier Cremades Sanz-Pastor (Zaragoza, 27 de enero de 1946-Madrid, 7 de enero de 2021).

Sacerdote desde 1973, ha desarrollado su labor pastoral en Pamplona, Santiago de Compostela, Madrid y Torreciudad. Confinado sus últimos días en su casa, su enfermedad pulmonar no le impidió publicar su libro titulado “Los planes de los Cremades” sobre la relación de san Josemaría con su familia.

Los planes de los Cremades

Pero ahora quiero recomendar la lectura de Los planes de los Cremades, la crónica de los encuentros de la familia Cremades con san Josemaría. No fui testigo directo, pero sí tuve la suerte de conocer a algunos de los que participaron en ellos, especialmente a Pablo.

En ese libro he encontrado, entre otras cosas, la confirmación de lo que Pablo oyó de su madre: “La vergüenza solo para pecar”. Cuando alguien se comporta con audacia y actúa sin respetos humanos, aunque se trate de cosas buenas e incluso santas, suele encontrarse con la incomprensión, incluso de personas que también son buenas y a lo mejor santas. En el evangelio hay sobrados ejemplos de audacia, siempre acompañados de la fe: los que llevaban al paralítico en su camilla, la cananea implorando la sanación de su hija, el ciego Bartimeo llamando a voz en grito a Jesús, el publicano Zaqueo subiéndose a un árbol….

En el libro leemos como la madre de los Cremades, doña Pilar, hace en 1958 una persecución de película con su coche cuando se encuentra casualmente con san Josemaría, el Padre, y pese a una negativa inicial, conseguirá que le dé la bendición a ella y a sus hijos que, por cierto, habían rezado para que el coche del Padre se detuviera. Y don Javier subraya con buen criterio: “Dicen que los audaces llegan lejos y que las peticiones de los niños son siempre oídas”.

Una familia cercana al Opus Dei

La familia Cremades con el fundador del Opus Dei, en 1971

La audacia de la madre de los Cremades se manifestará también en 1960 cuando consigue que el Padre, de visita en Zaragoza, oficie la primera comunión no solo de Pablo, que entonces tenía siete años, sino también de sus hermanas Conchita y Ana Mary, que contaban solo con seis y cinco años respectivamente. La madre quería que sus tres hijos menores recibieran la comunión de la mano de un santo. Era amor de madre. El sacerdote que preparó a los niños expuso esta condición: tener uso de razón, suficiente formación, saber a quién se recibe, distinguir el pan normal del pan eucarístico y estar en gracia de Dios. Esto significaba que recibirían una formación intensiva y solo quien estuviera bien preparado, recibiría el sacramento. Don Javier transcribe las palabras de la homilía durante la ceremonia, que finalizan así: “Enseguida viene Jesús a vosotros. Recibidlo con cariño, con mucho cariño. Apretadlo contra el corazón, y siempre fieles”.

Mas no acaban ahí las andanzas de doña Pilar, cuya perseverancia tozuda, buena compañera de la audacia, conseguirá con sus rezos que sus hijos Javier y Carlos lleguen a ser sacerdotes.

También encontramos en Los planes de los Cremades ráfagas de buen humor, incluso un tanto gamberro, calificativo que don Javier no se priva de emplear: las órdenes de los hermanos Cremades a los guardias suizos para que se pongan firmes durante una audiencia con san Pablo VI, la merienda de los hermanos en Roma, ofrecida por el Padre, en la que el hambre, amparado por san Josemaría, da cuenta de las reglas de la buena educación, los juegos de magia de don Javier, que quedaron plasmados en un cuadro, Los dos pichones, encargado por el Padre…

Una obra para audaces y mucho más

Me he limitado a dar unos esbozos de un libro que es todo sencillez, naturalidad y… buen humor. Alguien me dijo que con él se podía hacer oración, y estaba en lo cierto porque un tema principal de la oración es la propia vida, aunque además es una obra para audaces, de esos que se fían de Dios y no confían en sus propias fuerzas.

No está al final del libro, pero yo me quedo con esta frase de don Javier, que explica muchas cosas de su vida: “Se vuelve a comprobar que, si uno se lanza, Dios no te deja nunca en la estacada”. Pero también se le podrían aplicar estas palabras de san Josemaría dirigidas a la madre: “Pilar, tú siempre te sales con la tuya”.

Antonio R. Rubio Plo
Licenciado en Historia y en Derecho
Escritor y analista internacional
@blogculturayfe / @arubioplo

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