RECORRIDO PASTORAL

Don Rolvin Romero

Sacerdote filipino de 42 años, tiene en Pamplona su segunda casa. Tras pasar cuatro años como seminarista durante el inicio del tercer milenio en el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa y regresar a su país para ser ordenado.
Don Rolvin Romero. Sacerdote Filipinas, Beca de CARF, Recorrido Pastoral, Formación Sacerdotal

Vocación sacerdotal

Quince años después ha vuelto a Navarra para ampliar su formación en Derecho Canónico.

El obispo quiere impulsar el joven Tribunal Eclesiástico de la diócesis de Virac, que alberga a 250.000 católicos, y para ello ha puesto su confianza en Don Rolvin Romero, que gracias a una beca de CARF está preparándose en la Universidad de Navarra para este importante reto.

Con una vocación sacerdotal surgida desde niño, don Rolvin Romero se ha entregado en cuerpo y alma en todos los destinos pastorales en los que ha estado, ya sea como formador en el seminario, en la curia diocesana o en la parroquia. De hecho, su mejor recuerdo como sacerdote se produjo poco antes de regresar a Pamplona donde tuvo que unir varias comunidades para formar una parroquia desde cero.

Don Rolvin Romero. Sacerdote Filipinas, Beca de CARF, Recorrido Pastoral, Formación Sacerdotal
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Don Rolvin Romero cooperando con su comunidadven Filipinas
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Don Rolvin Romero con el obispo.
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Don Rolvin Romero celebrando comuniones en la parroquia de Filipinas.

La importancia de la formación sacerdotal

En esta entrevista con CARF, este sacerdote proveniente de Filipinas explica la importancia de la formación que está recibiendo, los retos que le esperan en el futuro así como su propia historia vocacional:

¿De dónde procede el padre Rolvin? ¿Cómo es su tierra natal?

Provengo de una isla de pequeña en Luzón de 250.000 habitantes en la que el 90 por ciento son católicos. Mi diócesis de Virac cuenta con casi 65 sacerdotes y es un lugar donde se da una mayor incidencia de pobreza. A pesar de ello, gracias a Dios, muchas personas todavía viven intensamente su fe y escuchan la voz de sus pastores. Es en definitiva una cultura católica en la que se profesa mucha devoción popular y abundan las fiestas patronales.

¿Cómo surgió su vocación al sacerdocio?

Mi vocación sacerdotal empezó a manifestarse cuando me presente a mí párroco por invitación de un compañero, que por cierto, llegó a ser sacerdote conmigo, para ser monaguillos en la parroquia. Nuestro colegio estaba detrás de la Iglesia y pasábamos todo el día en la Iglesia. El momento más intenso con Dios lo sentí cuando un día durante la misa salió el sacerdote vestido con una casulla verde. Era una vestimenta sencilla pero aquella imagen se quedó grabada en mi corazón y tuve la certeza de que un día yo también la llevaría puesta.

¿Cómo se fue fraguando ese sueño hasta convertirse en realidad?

Al acompañar al párroco durante todas las misas de domingo en diferentes lugares ya fuera cruzando ríos, el mar o montañas, observar la alegría de la gente al ver al sacerdote me impactó mucho y caló poco a poco en mi alma. Cuando mi amigo y yo estábamos acabando la etapa educativa elemental el párroco nos propuso que hiciéramos el examen para ingresar en el Seminario Menor, que está en otra isla. Aprobé el examen y fuimos aceptados sin que mi padre se opusiera a que su primer hijo fuera al seminario. Fue en realidad mi madre quien le convenció de que me dejara. Y así fue como ingresé a los 12 años en el seminario.

Usted conoce muy bien Pamplona pues siendo seminarista estuvo cuatro años aquí. Ahora ya como sacerdote con una amplia experiencia ha vuelto para seguir formándose. ¿Qué tal ha sido el regreso a la Universidad de Navarra?

Volver a Pamplona después de 16 años supuso al principio una dificultad debido al tema del idioma y a las cuatro estaciones que se pueden vivir en un día de Pamplona. Terminé Teología en la Universidad de Navarra en 2004, y como en realidad ha sido regresar a mi casa, las dificultades en esta ocasión las superé inmediatamente.

Es un privilegio volver a formarme en la ciencia canónica en mi alma mater después de casi 16 años de servicio pastoral en la Diócesis de Virac. Y el bien que se espera de mis estudios para nuestro joven Tribunal Eclesiástico Diocesano es un empujón para estudiar más y mejor.

Una formación sacerdotal útil y práctica

¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de esta nueva etapa en Pamplona?

Si antes convivía con otros seminaristas de casi todo el mundo en el Colegio Internacional de Bidasoa, ahora estoy con hermanos sacerdotes en una residencia. Mi Pamplonica ya no es como antes, pero se respira el mismo aire que entonces en la Universidad: el trabajo profesional y callado, seriedad y exigencia en los estudios con las últimas aportaciones de la tecnología, la disponibilidad de los profesores y el resto de personal para que nuestro estudio sea lo más fructífero posible. La universidad se ha adaptado a los cambios del tiempo, pero manteniendo su espíritu y su corazón.

 ¿Por qué es tan importante que los sacerdotes se sigan formando?

Es muy importante recibir una buena formación como sacerdote porque es la única manera de que nuestro apostolado personal sea fecundo y esté unido a la búsqueda de santidad, para que el rostro de la Iglesia refleje la luz de Cristo, invitando así a los hombres a buscar, encontrar y amar a Dios.

Partiendo de su propia experiencia, ¿en qué aspectos de su ministerio puede ser esta formación más útil y práctica?

En mi caso, mi formación canónica ahora ayudará no solo a los matrimonios que se encuentren en una situación difícil al plantear la nulidad de su matrimonio, sino también para que sea un buen administrador de los bienes que Jesús quiso entregar a su Iglesia en la tierra y conseguir lo justo en la Iglesia.

Volviendo la vista atrás, ¿cuál ha sido la labor que ha estado realizando en estos años como sacerdote?

El 29 de junio cumplí 15 años como sacerdote. Ha sido una historia de gracia y misericordia de Dios que a pesar de ser un pobre instrumento se siga sirviendo de mi persona para servir a su Iglesia.

He estado como formador del seminario menor y propedéutico de la diócesis, he sido vicario parroquial conjugándolo con otros cargos de la curia diocesana como los de director de la comisión de liturgia, subdirector de Caritas diocesana o ayudante del Canciller. Antes de volver a Pamplona fui el encargado de una cuasi-parroquia que el señor obispo me encargó preparar para ser una parroquia.

¿Cuáles han sido sus mejores momentos en estos 15 años como sacerdote?

Mi mejor momento como sacerdote fue el privilegio de iniciar desde cero unas cinco comunidades para convertirlas en una parroquia. Pasé de dormir en el suelo los primeros días y estar sin agua hasta ver crecer la comunidad con fe viva y con laicos colaboradores y dispuestos a sacar adelante la vida parroquial con muchas iniciativas pastorales.

Don Rolvin Romero. Sacerdote Filipinas, Beca de CARF, Recorrido Pastoral, Formación Sacerdotal
“A los benefactores de CARF quiero daros las gracias no solo de mi parte sino también de mi diócesis por el bien que hacéis. ”
Don Rolvin Romero

¿Y las peores situaciones?

El peor momento fue el enfrentamiento con líderes políticos de la comunidad que trataban de controlar la vida de fe. Pero la generosidad y la alegría sencilla que nace de la fe de la gente han sobrado para cubrir esos momentos difíciles y tensos.

Don Rolvin Romero. Sacerdote Filipinas, Beca de CARF, Recorrido Pastoral, Formación Sacerdotal
Don Rolvin Romero. Sacerdote Filipinas, Beca de CARF, Recorrido Pastoral, Formación Sacerdotal

Cuál es la realidad de un sacerdote joven en un mundo cada vez más secularizado como el que vivimos?

Es verdad que los cambios profundos de este mundo cada vez más secularizado nos afectan a todos sin excepción. Como decía el Papa Benedicto XVI, el desierto espiritual del mundo actual puede acechar también la vida de los sacerdotes. Por eso, nos invita a volver siempre de nuevo a la raíz de nuestro sacerdocio: Jesucristo nuestro Señor, haciendo que nuestra vida espiritual sea una prioridad pastoral, la mas importante.

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