¿Qué y quién es un sacerdote?
“Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor”, san Juan Pablo II.
Cuando un sacerdote se forma y recibe el Sacramento del Orden, queda preparado para prestar su cuerpo y su espíritu, o sea todo su ser al Señor, sirviéndose de él “especialmente en aquellos momentos en los que realiza el Sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo cuando, en nombre de Dios, en Confesión sacramental, perdona los pecados.
La administración de estos dos Sacramentos es tan capital en la misión del sacerdote, que todo lo demás debe girar alrededor», san Josemaría.
En cuanto a la misión de un sacerdote, “precisamente porque pertenece a Cristo, el sacerdote está radicalmente al servicio de los hombres: es ministro de su salvación, de su felicidad, de su auténtica liberación”.
Misión de un sacerdote
¿Para qué instituyó Cristo el ministerio sacerdotal?
El ministerio sacerdotal, existe no para sí mismo, sino para “la formación de la comunidad cristiana, hasta hacerla capaz de irradiar ella misma la fe y el amor en la sociedad civil”. (Beato Álvaro del Portillo – Escritos sobre el sacerdocio).
Siendo su identidad sacramentalmente la identidad de Cristo, la fidelidad del sacerdote se corresponde con la fidelidad de Cristo. De ahí la necesidad de la santidad del sacerdote, no ya para la eficacia objetiva de los sacramentos, sino para el futuro pleno del servicio que, con todo ministerio, presta a los fieles.
“Aunque su diferencia es esencial y no solo en grado, [el sacerdocio bautismal o común y el ministerial] están ordenados el uno al otro” (LG, 10).
“El sacerdocio ministerial nació en el Cenáculo, junto con la eucaristía, como tantas veces ha subrayado mi venerado Juan Pablo II. ‘La existencia sacerdotal debe poseer como especial título una forma eucarística’, escribió en su última Carta de Jueves Santo (n. 1)’. Justamente esta ‘forma eucarística’ de la vida del sacerdote es la que hace tan felizmente adecuado su estado celibatario, que sustancia su entrega para pertenecer a la Iglesia con un amor esponsal, estimulando continuamente en él la caridad pastoral al servicio de todas las almas”
Los sacerdotes, la sonrisa de Dios en la Tierra
Pon cara a tu donativo. Ayúdanos a formar sacerdotes diocesanos y religiosos.