Fundación CARF

5 noviembre, 20

Testimonios de vida

Benefactores CARF: "Sin sacerdotes no hay eucaristía"

María Dolores y Carlos son dos benefactores de CARF que contribuyen en la campaña "Pon cara a tu donativo". Para ellos "sin sacerdotes no hay eucaristía".

La campaña de CARF "Pon Cara a tu donativo" está dirigida a personas comprometidas, dispuestas a contribuir económicamente con la formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo. Cientos de candidatos de diócesis carentes de medios nos necesitan. El objetivo es que sus seminaristas y sacerdotes puedan recibir una formación de excelencia, que sería muy difícil de conseguir en su propio país. 

María Dolores Cuadrado y Carlos Arbesu son dos benefactores de CARF que contribuyen en esta campaña. Nos cuenta su testimonio. 

"Sin sacerdotes no hay eucaristía"

María Dolores Cuadrado tiene 82 años, 20 nietos y tres bisnietos y su marido en el Cielo.  

“Os contaré cómo empecé a colaborar con CARF. Desde muy pequeña mi padre me enseñó lo importante que era para la Iglesia que existieran Sacerdotes Santos y que un sacerdote es algo muy importante para la iglesia.

En Valladolid, teníamos una beca para un seminarista al que mi padre conocía y trataba. Cuando mi padre falleció y me acaba de casar, mi marido Mariano siguió ayudando a los seminaristas. Y cuando Mariano se fue al Cielo, quise implicarme más en esa colaboración para seguir ayudando a los sacerdotes.

Conocí CARF en un viaje a Roma y a Pamplona, y allí vi in situ los seminarios y lo que hacía esta Fundación por la formación de los sacerdotes.

El lema que oí a Alejandro Cantero, entonces director de CARF, que buscaba fondos para sacar adelante el CARF, llenó mi corazón de fuerza para trabajar: `Sin sacerdotes no hay eucaristía y sin eucaristía no hay Iglesia´.

"Gracias por ayudar a mis seminaristas"

Me entusiasma experimentar que, con mi granito de arena, podía ayudar a que un seminarista pudiera ser sacerdote con una beca de estudios. Desde el 2008 tengo la alegría de tener una beca anual.

Como son muchos años, han sido varios los sacerdotes a los que he podido ayudar De los últimos me acuerdo de d. Félix Amani Luboya de Tanzania. En estos momentos colaboro con un sacerdote de Japón, D. Akira Kirishima.

En uno de los viajes a Roma que organiza CARF, conocí a un Obispo de Uganda que nos daba las gracias por ayudar a sus seminaristas a formarse y a esparcir la semilla del evangelio en su país. Son países que tienen pocos medios económicos y gracias a la ayuda de muchos colaboradores, pueden contar con una buenísima formación para sus seminaristas.

 

"Conocí a un Obispo de Uganda que nos daba las gracias por ayudar a sus seminaristas a formarse y a esparcir la semilla del evangelio en su país"

Akira Kirishima, Japón.

Akira Kirishima, sacerdote de Japón, se está formando en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma. Su formación le ha ayudado a hacer frente a los desafíos que implica ser católico en una sociedad no cristiana. Conocer distintas culturas en Roma le ha ayudado a dialogar con diversas mentalidades.  Ha sabido descubrir en la diversidad cultural su fortaleza para hacer ofrecer a su comunidad una mejor liturgia, anunciando el Evangelio de un modo que sea más adecuado para su comunidad en Japón. María Dolores Cuadrado le ayuda económicamente a formarse. 

Consuelo durante la pandemia 

"En esta pandemia tan grande que estamos sufriendo, estos sacerdotes han dado consuelo a muchas personas. En mi ciudad, Valladolid, durante el confinamiento han fallecido bastantes amigos y conocidos. El desconsuelo de las familias de no poder acompañarle ni poder celebrar un funeral se aminoraba con las misas que estos sacerdotes, desde Pamplona, celebraban ofreciéndolas personalmente por la persona que había muerto. ¡A todos los que les di esa posibilidad lo agradecieron tanto!

En mi casa, mis hijos y mis nietos colaboran y están felices que yo tenga esa ilusión. En Nochebuena suelo darles unos sobres con algo de dinero como regalo. Uno de mis nietos me dejó en mi mesilla (y lo sigue haciendo) el mismo sobre que le había dado con unas palabras: “Para los curillas de la abuela”.

Por experiencia propia yo os animaría a que ayudarais y buscarais ayuda para estos seminaristas. La cantidad es la que podáis. Dios la multiplica, pero la oración por ellos esa no tiene límites”, concluye María Dolores. 

 

"Uno de mis nietos me dejó en mi mesilla el mismo sobre que le había dado en Nochebuena con unas palabras: Para los curillas de la abuela”.

María Dolores Cuadrado en un acto de CARF.

María Dolores Cuadrado lleva doce años ayudando con una beca anual a la formación de seminaristas y sacerdotes. Organiza actos en Valladolid para dar a conocer a los seminaristas a los que se les ayuda, como D. Herman Joseph Kalungi de Uganda. Las diócesis más necesitadas del mundo requieren una beca completa para sus candidatos. En muchos casos, la diócesis sufraga parte de este coste requiriéndose un importe menor, que siempre esta indicado junto al candidato que lo solicita. Más de 800 obispos de los cinco continentes solicitan ayudas al estudio para sus candidatos a través de las becas.

Apoyar a la Iglesia y al desarrollo del mundo 

Carlos Arbesu conoció CARF hace más de 20 años por algún boletín que le llegó a casa y algunos anuncios en revistas de inspiración cristiana a las que sus padres estaban suscritos.

“Desde el primer momento me pareció que ayudar a la formación de sacerdotes era la mejor y primera manera que tenía a mano para apoyar a la Iglesia y además al desarrollo del mundo. Me convenció desde el inicio su inspiración universal”, explica.

Como benefactor, habitualmente recibe noticias del sacerdote o seminarista al que becan y conocen su historia, “aunque en el fondo estamos muy satisfechos de ayudar, aunque no sepamos quién es el destinatario concreto de la ayuda. Conocerle, en realidad, nos ayuda a rezar más, pero no determina nuestra ayuda económica”, manifiesta Carlos a CARF.

Anima a otras personas a invertir en la formación de sacerdotes. “Por experiencia personal, se que sin sacerdotes y sin sacramentos no tendríamos aliento para comportarnos como hijos de Dios. Además, soy consciente de que, con esa ayuda, un desarrollo humano de la sociedad es posible en cualquier parte del mundo y eso me hace estar muy orgulloso de poder seguir ayudando”.

 

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