Fundación CARF

18 febrero, 22

Testimonios de vida

Fernando, seminarista de Guatemala, “capital pro-vida”

Otto Fernando Arana Mont es un seminarista de 31 años de Guatemala (diócesis de Santiago). Estudia Teología en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona. En esta entrevista nos cuenta su vocación, las necesidades apostólicas de su país que será declarado en marzo de 2022 como “Capital Iberoamericana pro-vida” y, por último, su experiencia en España.

Otto Fernando Arana Mont es un seminarista de 31 años de Guatemala (diócesis de Santiago). Estudia Teología en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona. En esta entrevista nos cuenta su vocación, las necesidades apostólicas de su país que será declarado en marzo de 2022 como “Capital Iberoamericana pro-vida” y, por último, su experiencia en España.

Su vocación a los 30 años

Tienes 31 años y antes de ingresar al seminario, trabajó durante más de 11 años en educación. ¿Cómo descubriste tu vocación?

Cuando hablo de esto siempre explico que la vocación fue temprana, pero la respuesta fue tardía. Me gustaba jugar fútbol, hasta que una hepatitis a los 11 años me obligó a guardar reposo durante algunos meses. Pero, la infinita sabiduría de Dios aprovechó esta situación para proponerme una aventura apasionante: el sacerdocio ministerial.

"Gracias a mi madre"

¿Cómo sucedió? Al estar limitado en lo que respecta a la actividad física y con pocas posibilidades de distracción (en casa había solo un televisor, no había ordenador y tampoco acceso a internet), mi madre fue lo suficientemente sabia para poner a mi disposición libros de Sagrada Escritura y muchas biografías de santos adaptados para niños.

A partir de estos textos desarrollé un empecinado interés por estos temas, por querer imitar esas heroicas vidas que leía. Además, el ambiente lo favorecía, pues mi mamá motivó siempre al rezo del Santo Rosario en casa, la participación frecuente en la Santa Misa y la vida sacramental, así como los momentos de oración personal.

“A los 12 años fui monaguillo”

Cuando cumplí 12 años, ya siendo un monaguillo con mucho interés por la liturgia, lo di a conocer a mi familia y a un sacerdote, Fray Pedro Medina ofm, que me acompañó en este proceso vocacional.

El primer plan era formarme con los franciscanos de la provincia que atendía pastoralmente la rectoría de San Francisco de Asís, en la cual participaba. Esto implicaba viajar a Murcia y estudiar allí. Pero llegado el momento, no quise dar el paso.

Dejó a un lado la vocación 

Después de esto, hubo un período desde los 18 a los 29 años en el cual quedó a un lado la vocación, dedicándome a trabajar y luego a estudiar filosofía, literatura y educación en la universidad.

Sin embargo, la inquietud siempre estaba latente y cada fin de año era un tiempo en el cual me dedicaba a ver sitios web de información sobre los distintos carismas en la Iglesia: franciscanos, dominicos, benedictinos, cartujos, jesuitas, entre otros muchos.

A propósito de este tiempo, quiero resaltar que fue importantísima la presencia de Nuestra Madre María Santísima que siempre estuvo a mi lado y me ayudó a volver al Señor. Por ello, me gusta decirle “Madrecita, ¿qué sería de mi vida sin Ti?”. Mi vida y mi vocación son impensables sin la presencial maternal de la Inmaculada Siempre Virgen Madre de Dios.

Medios de formación

En el último lugar de trabajo, un centro educativo en el cual trabajaba como profesor y asesor educativo familiar, el Señor se encargó de poner a disposición medios de formación que me ayudaron a retomar con ilusión la universal vocación cristiana a la santidad.

Gracias al capellán, Pbro. Giovanni Pleitez quien, con suma paciencia y gran dedicación, me ayudó como director espiritual cuando volví a tratar el tema del sacerdocio ministerial en el año 2012.

En un retiro 

Pero será hasta noviembre de 2017, que en un retiro, hablando con este sacerdote, me ayudó a discernir y decidir lo que había estado llevando a la oración: dar un primer sí a Dios y servirle como sacerdote secular incardinado en la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala.

En ese momento fue cuando me habló de la posibilidad de las becas de estudios. A partir de entonces empezó todo el proceso que dispuso la providencia de Dios hasta mi llegada a España para estudiar Teología en la Universidad de Navarra y formarme en Bidasoa, enviado por el arzobispo de entonces, Monseñor Óscar Julio Vian Morales sdb.

Experiencia con familias

El año siguiente fue decisivo y significó un cambio radical: dar a conocer la noticia de mi ingreso al seminario para formarme como candidato al sacerdocio ministerial. En el centro educativo lo recibieron bien, aunque era un reto la transición para las familias con las cuales estaba trabajando ese ciclo escolar. Era un excelente lugar de trabajo.

La experiencia de trabajo con las familias fue importante: ser testigo del sí cotidiano de la vocación matrimonial, de padres de familia que educaban a sus hijos con dedicación y esmero, dando con ello un auténtico testimonio de santidad.

Entregarle mi vida a Dios 

Si bien podría haber servido a Dios como profesor y permitirle obrar por medio de este trabajo, comprendí que al Señor podía darle más.

Entregarle por completo la vida para servirle, a pesar de mis miserias y muchos pecados, con un amor según su Sacratísimo y Sacerdotal Corazón, renovado por su obra redentora que se actualiza en cada celebración eucarística para ser entregado, en la Iglesia, a las almas que quiera encomendarme.

"Creo que, en estos tiempos, quienes hemos respondido a la llamada del Señor a servirle en la Iglesia como sacerdotes, debemos tener claro que nuestra vocación implica la persecución e incluso el martirio"

Otto Fernando Arana Mont

Otto Fernando Arana Mont sintió la llamada del Señor a los 11 años, cuando una hepatitis le obligó a guardar reposo durante algunos meses. "Entonces mi madre fue lo suficientemente sabia para poner a mi disposición libros de Sagrada Escritura y muchas biografías de santos adaptados para niños. A partir de estos textos desarrollé un empecinado interés por estos temas, por querer imitar esas heroicas vidas que leía".

Sin embargo, desde los 18 a los 29 años dejó a un lado la vocación y se dedicó a trabajar y luego a estudiar filosofía, literatura y educación en la universidad.

"En el último lugar de trabajo, un centro educativo en el cual trabajaba como profesor y asesor educativo familiar, el Señor se encargó de poner a disposición medios de formación que me ayudaron a retomar con ilusión la universal vocación cristiana a la santidad".

En la imagen, con otros profesores del colegio.

Necesidades apostólicas de Guatemala

Como seminarista de Guatemala ¿cuáles crees son las necesidades apostólicas más importantes de tu país, cómo está la situación en cuanto a la libertad religiosa?

Estoy en comunión con los obispos del país, quienes en sus comunicados como Conferencia Episcopal, cuyo actual presidente es mi obispo Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez sj, han expresado como pastores aquellas necesidades apostólicas más importantes: la atención de los migrantes, tanto los extranjeros como los nacionales; la necesidad de la paz ante las variadas formas de violencia que ocasiona tanto sufrimiento y dolor, el clamor de los pobres, entre otros.

Sin duda, el camino que hemos iniciado con la etapa diocesana hacia el Sínodo sobre la sinodalidad, pondrá en evidencia las necesidades de la Iglesia que peregrina en Guatemala en comunión con el Santo Padre.

Libertad religiosa

En cuanto a la libertad religiosa, actualmente no parece haber problema, no se atenta contra ella, a pesar de haber tenido un pasado de gobiernos liberales masónicos que persiguieron a la Iglesia desde 1871 hasta 1945 y dejaron una “abominación de la desolación” (Dn 9, 27) expulsando órdenes religiosas, imponiendo la educación laica, escribiendo una historia contra la evangelización y la labor de la Iglesia durante siglos, expropiando conventos.

Quizás haya que mencionar un reciente hecho que tiene que ver con la pandemia. Ante la prohibición de la asistencia a las actividades religiosas en templos y al aire libre en septiembre de 2021, la Conferencia Episcopal reaccionó, pidiendo fuera modificado esta regulación, declarando el “valor esencial” que es la vida cultual de los creyentes.

Además, cuando se ha tratado del cuidado de la casa común, muchos miembros del clero han sufrido amenazas y acoso, como lo confirma un informe de 2017 de la Embajada de Estados Unidos.

Aborto y eutanasia

Háblanos sobre el aborto en tu país, la eutanasia y la ideología de género

Puedo vislumbrar como un futuro peligro que se cierne sobre la Iglesia que peregrina en Guatemala, es el peligro de la aprobación de una legislación que permita el aborto y la eutanasia, una promoción de una educación sexual que busque implantar la ideología de género ente los niños, así como el reconocimiento de las uniones homosexuales.

Porque de aprobarse, las implicaciones que tendría tal legislación para la predicación de los pastores podría llevar a consecuencias legales, algunas de las cuales ya han padecido algunos: demandas, juicios, sanciones legales, prisión, amordazamiento, etc.

Imponer una agenda ideológica

No han faltado los intentos para promover proyectos que favorezcan la legislación que despenalice el aborto y la implantación de la ideología de género en la educación sexual en los centros educativos. La más reciente es la iniciativa de ley 5494 que busca despenalizar el aborto.

Además, hay instituciones que, vinculadas a ciertas corporaciones y personas con mucho poder internacional, están interesadas en imponer esta agenda y van envenenando a muchas personas, principalmente niños y adolescentes, para que estas ideas sean interiorizadas con normalidad. Sin olvidar el trabajo ideológico que se realiza con mujeres para inducirlas a una mentalidad abortista y anticonceptiva.

Nueva persecución

Esto sí que desataría una nueva persecución. Pero, creo que, en estos tiempos, quienes hemos respondido a la llamada del Señor a servirle en la Iglesia como sacerdotes, debemos tener claro que nuestra vocación implica la persecución e incluso el martirio.

A mí me motiva y me llena de un gozo indescriptible humanamente cuando pienso: el Señor quiso contar conmigo en su equipo para estos tiempos. Por eso quiero decirle como el profeta Isaías (mi profeta amigo y favorito que he estudiado), y renovarlo constantemente “Aquí estoy. Envíame a mí” (Is 6, 8) y como lo expresa el salmo “Aquí estoy –como está escrito acerca de mí en el Libro- para hacer tu voluntad, Dios mío” (Sal 40, 8-9).

“Capital Iberoamericana pro-vida”

Por el momento, hay un marco legal, como es la Constitución Política que defiende contra estas leyes anticristianas, con dos grandes principios: el artículo 3 al hablar sobre la vida afirma que “el estado garantiza y protege la vida humana desde su concepción”. En el artículo 42, al tratar sobre la familia, afirma que se constituye “por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio”.

Lo anterior garantiza constitucionalmente una real oposición a todo intento de despenalizar el aborto y de reconocer las uniones entre homosexuales.

Recientemente ha habido dos noticias que pueden mostrar la situación sobre el tema del aborto. La primera fue el martes 12 de octubre cuando Alejandro Giammattei, quien es el actual presidente de la República, firmó la adhesión de la misma al Consenso de Ginebra que establece que no existe el “derecho” al aborto. La segunda fue que el país será declarado en marzo de 2022 como “Capital Iberoamericana pro-vida”.

Destruir a la familia

Por lo tanto, sigo viendo en el horizonte un serio peligro futuro, incluso no tan lejano: que la presión internacional y ciertas personas influyentes puedan condicionar al gobierno del país forzándole a retroceder, destruyendo todo lo que se ha logrado en la defensa de la vida y la familia.

Con ello, pueden crear toda una mordaza que económicamente busque influir en lo legal. Pero esto no nos debe extrañar, ya que detrás de todo esto, está Satanás, “homicida desde el principio” (Jn 8, 44), que quiere destruir la familia, odia la vida y busca pervertir a las personas.

No podemos bajar la guardia, debemos perseverar vigilantes y saber que la victoria total será hasta la Parusía, que sabemos que el triunfo es del Resucitado, pero que no nos exime de vivir la profética denuncia de estos males.

Católicos y protestantes

En algunos países de América Latina, las personas están dejando la fe católica y se pasan a la protestante. ¿Está pasando esto también en Guatemala?

Es una realidad innegable. En el 2016, la Alianza Evangélica calculaba que en Guatemala, por cada parroquia católica había 96 templos protestantes, siendo considerado el país con más protestantes de América Latina. Mientras que en el 2015 se tenía un 45% de católicos ante un 42% de protestantes, los datos del 2020 muestran un cambio: 42.8% de protestantes y un 41.2% de católicos.

Hay una amplia gama de factores que influyen es estos cambios: deficiente formación de los católicos frente a un entrenamiento riguroso para persuadir de los protestantes, la capacidad de acogida en los grupos protestantes frente a una actitud un tanto pasiva en algunos templos católicos y el proselitismo incansable de los protestantes frente a la comodidad de miles de católicos que se conforman con la Santa Misa del domingo.

La presencia de los sacerdotes es fundamental

Por ello, pienso que la presencia del sacerdote en la parroquia es fundamental: debe estar disponible para los fieles, y como un padre, ser incansable en formarles y animarles siempre a ser discípulos misioneros. No es extraña la historia en la que un fiel católico ha buscado ayuda en el párroco y su ausencia fue causa de una decepción que encontró en algún grupo protestante todo el apoyo y la acogida que no tuvo en la parroquia.

Además, los católicos debemos superar algunos de los más grandes problemas y complejos, entre ellos, tener un conocimiento sólido de la Sagrada Escritura, la Tradición viva y el Magisterio, así como una formación en mariología que nos lleve a sentirnos orgullosos de tener una Madre como Santa María Siempre Virgen.

Debemos explicar todo aquello que se objeta a los privilegios con los cuales Dios la ha adornado en previsión de su Maternidad Divina, para que seamos “descaradamente marianos” como decía mi anterior obispo Mons. Óscar Julio Vian Morales sdb.

“No todo son sombras”

Sin embargo, no todo son sombras. Hay mucha esperanza y luz en la tarea ecuménica. Tenemos que recordar que hay una pertenencia a la Iglesia de todos estos hermanos protestantes, pero les falta la plenitud que nosotros, los católicos, sí tenemos al poseer la integridad de la doctrina y la totalidad de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y el Sacramento del Orden Sagrado.

Además, hay muchos motivos que nos pueden unir ante peligros que atentan contra la dignidad de la persona y el cristianismo: podemos luchar por la defensa de la familia, la vida y los valores cristianos en la sociedad. De ellos podemos aprender el estudio de la Sagrada Escritura, el no tener respetos humanos al predicar el Evangelio, y el estilo misionero de vida por el cual están siempre dispuestos a dar testimonio de la fe.

"Pienso que la presencia del sacerdote en la parroquia es fundamental: debe estar disponible para los fieles, y como un padre, ser incansable en formarles y animarles siempre a ser discípulos misioneros"

Otto Fernando Arana Mont

"La experiencia de vivir en España y conocer a los españoles ha sido muy grata e importante en mi formación. El conocer el tesoro que tienen en lo espiritual y lo cultural es algo que agradezco y he aprovechado.

Luego, cuando he estado de pastoral durante el verano y Semana Santa en diversos lugares, he vivido con gratitud y admiración la generosidad de los españoles para conmigo. A ellos estoy muy agradecido porque en muchos sitios me he sentido en familia. Doy las gracias a todos mis benefactores", señala Fernando.

En la imagen, con otros seminaristas de Bidasoa.

 

 

Su estancia en España

En tu estancia en España, ¿cómo has visto a los españoles, qué te ha sorprendido?

La experiencia de vivir en España y conocer a los españoles ha sido muy grata e importante en mi formación como seminarista de Guatemala. El conocer el tesoro que tienen en lo espiritual y lo cultural es algo que agradezco y he aprovechado.

Luego, cuando he estado de pastoral durante el verano y Semana Santa en diversos lugares, he vivido con gratitud y admiración la generosidad de los españoles para conmigo. A ellos estoy muy agradecido porque en muchos sitios me he sentido en familia.

Centro Juan Pablo II de Fátima

¿Nos quieres comentar algo que te haya dejado huella?

Quiero referirme a la experiencia pastoral que más ha dejado huella en mi formación en Bidasoa.  Esto sucedió en el Centro Juan Pablo II de Fátima, en el cual he tenido la oportunidad junto a otros seminaristas de ensanchar el corazón en la formación hacia el sacerdocio sirviendo y buscando corresponder con la entrega generosa al prójimo.

Eso es lo que se procura vivir en los días en que se vive en el centro. Porque si aquello que se anhela es ser Cristo en la tierra, no debe olvidarse que “el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir” (Mc 10,45).

Esto se manifiesta en el servicio a los meninhos y meninhas (residentes), para quienes he querido ser un hermano que les prodigue las atenciones que tendría para con el mismo Cristo, recordando las palabras del Señor: “cuanto hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeñuelos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).

Una mujer con parálisis cerebral

Especialmente recuerdo que en la casinha (casita) en la cual serví, conocí a Daniela, una mujer mayor de 50 años que tiene parálisis cerebral, no puede hablar y se le dificulta ingerir la comida.

Fue la primera persona a quien ayudé a dar de comer en el centro, pensando que sería fácil. Intenté durante 45 minutos que comiera. Apenas pude lograr que tomara algo de la comida. Pero, conforme fui conociéndole y tratándole con paciencia, aprendí cómo y cuándo darle una cucharada, fundado en un afecto especial que le tomé como a hija espiritual.

El principal de los recursos era decirle “Con la ayuda de Dios, de tu ángel y mi ángel custodio te daré de comer”. Siempre que lo pedía, la comida y la cena iban de maravilla. La gracia de Dios y la asistencia de los ángeles custodios ayudaron. Continué atendiéndole hasta el final de la pastoral.

“Hemos recibido más de lo que hemos dado”

También teníamos una actividad de animación para los residentes en la cual teníamos el reto de darles un tiempo de recreación y mucha alegría. Ante la duda sobre cómo es que podemos hacernos entender con ellos, en efecto se aprenden algunas palabras y frases en portugués.

Pero la mejor ayuda es muy sencilla: el Babel de la diferencia del idioma, Dios lo remedia con el Pentecostés de la sonrisa, el servicio, la música y el baile.

Lo que hemos recibido de Dios a través de cada una de las personas a las cuales hemos servido siempre nos supera. El Señor ha obrado por medio de ellos para configurarnos según su Sacratísimo Corazón, y de manos de Santa María que nos enseña a servir a cada uno de sus hijos predilectos.

Cristos crucificados 

Ellos son Cristos-crucificados que sonríen... y también sufren. Impresiona la sonrisa de los meninhos y meninhas que, a pesar de su situación, les gusta sonreír y tienen sentido del humor. Después de observar, escuchar y abrir el corazón, se empieza a verles como Cristo los ve.

También algunos expresan sus sufrimientos. Pero al sacarles de la rutina, en el recreo y convivencia, resplandecen de alegría como reflejo de la gloria de Dios.

Amigos para la eternidad

Quedan muchos recuerdos grabados por la caridad, viviendo el mandamiento nuevo del amor por el cual el Señor afirmó reconocerían que somos sus discípulos (cf. Jn 13,34-35). El Señor me ha dado amigos para la eternidad.

Constantemente pido por ellos, especialmente por Daniela, Jael, Rita, Joao, Soraia y por todos los demás meninhos y meninhas.

Les tengo presentes especialmente en la Santa Misa. Su recuerdo me fortalece ante dificultades en la formación hacia el sacerdocio, pues al recordar la gracia de Dios recibida, puedo volver a estar firme en Dios que vale la pena seguir, vale la pena ser sacerdote de Jesucristo para la entrega generosa de la propia vida.

Sin lugar a duda, todo esto ha sido posible gracias a que tantos benefactores, que aceptando el don de la generosidad que Dios les ha dado, contribuyen espiritual y materialmente a que podamos tener la oportunidad de estas experiencias pastorales en este camino de formación hacia el sacerdocio. A todos ellos profeso eterno agradecimiento.

Marta Santín 
Periodista especializada en información religiosa

 

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