Fundación CARF

27 mayo, 20

Testimonios de vida

Ordenación de tres diáconos en Sedes Sapientiae

Michael de Tanzania, Kingsley de Nigeria y Carlos de San Salvador han sido ordenados diáconos en el CEI Sedes Sapientiae, el pasado 24 de mayo.

El domingo 24 de mayo ha sido un día de especial fiesta en el Colegio Eclesiástico Sedes Sapientiae, ya que en esa fecha, bajo la especial protección de Santa María, Auxilio de los Cristianos, han recibido la ordenación diaconal tres seminaristas: Carlos Armando Galdámez, de la Arquidiócesis de San Salvador (El Salvador); Michael Kanwagale Lusato, de la diócesis de Bunda (Tanzania); y Kingsley Ebuka Omenyi, de la Archidiócesis de Onitsha (Nigeria). Tres nuevos diáconos en el CEI Sedes Sapientiae de Roma.

Sin familiares

Debido a la pandemia, los nuevos diáconos no han podido ser acompañados por ningún familiar ni amigos llegado desde otros países, y tampoco por muchas otras personas que conocen en Roma y en los lugares de Italia donde han colaborado en el trabajo pastoral.

Los asistentes a la ceremonia eran sus compañeros seminaristas, con los que llevan dos meses y medio confinados. Eso sí, sus familias y amigos han manifestado la cercanía a través de numerosos vídeos en los que expresaban su alegría y aseguraban sus oraciones.

Debido a la pandemia, los nuevos diáconos no han podido ser acompañados por ningún familiar ni amigos
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Michael Kanwagale Lusato, de la diócesis de Bunda (Tanzania); Kingsley Ebuka Omenyi, de la Archidiócesis de Onitsha (Nigeria) y Carlos Armando Galdámez, de la Arquidiócesis de San Salvador, son los tres seminaristas que han recibido la ordenación sacerdotal en el Colegio Eclesiástico Sedes Sapientiae el pasado domingo 24 de mayo. Los tres han recibido una formación integral y completa en Sedes Sapientiae y en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.

Ordenación diaconal en Sedes Sapientiae

Asimismo, los tres nuevos diáconos se han sentido muy arropados por la Iglesia gracias a la presencia del arzobispo celebrante, S.E. Mons. Jorge Carlos Patrón Wong, secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero.

En su homilía durante la celebración de la Santa Misa con el rito de Ordenación diaconal, invitó a todos los presentes y, en particular a los ordenandos, a recordar que la vocación sacerdotal es para el servicio del Señor y de los hermanos.

También instó a considerar un valioso tesoro la formación que se recibe en los años de seminario, formación que cada sacerdote debe seguir alimentando a lo largo de toda su vida: «Suelo decir –afirmó con una sonrisa– que para ser un buen sacerdote hay que ser un buen diácono, y para ser un buen diácono hay que ser un buen seminarista. Por favor, lo que habéis aprendido en el seminario, continuad practicándolo como diáconos; y cuando seáis presbíteros, continuad siendo siempre diáconos, esto es, servidores. Y así durante toda vuestra vida».

Santidad de la puerta de al lado

Animó además a los nuevos diáconos a buscar decididamente la santidad en el ejercicio del ministerio diaconal y más adelante sacerdotal. No una santidad, por decirlo así, espectacular o llamativa, sino esa santidad discreta y cotidiana, «de la puerta de al lado», como la describe el Papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete et exultate.

Después de haberse referido al compromiso del celibato, como un don de gracia y una exigencia de vida para entregarse del todo a Jesús en la Iglesia como servidores del pueblo de Dios, terminó hablando del ejemplo de humildad y servicio de Nuestra Madre: «Con María, siempre con María, alabad al Señor. Que las palabras del Magnificat  se hagan realidad cada día en vuestra vida como diáconos y más adelante como presbíteros».

Mons. Jorge Carlos Patrón Wong, secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero, presidió la celebración. Les invitó a no olvidar "el valioso tesoro de la formación"

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Kingsley Ebuka Omenyi tienen treinta años y nació en Onitsha (Nigeria), en el seno de una familia numerosa, compuesta por cuatro hermanos y tres hermanas. Sus padres son católicos y la vida de su familia estaba impregnada de fe.

Familia numerosa en Nigeria

Kingsley Ebuka Omenyi tiene treinta años de edad, nació en Onitsha (Nigeria), en el seno de una familia numerosa, compuesta por cuatro hermanos y tres hermanas. Sus padres son católicos y la vida de su familia estaba impregnada de fe. Cuando descubrió su vocación y quiso entrar en el Seminario, su familia le apoyó, aunque eso les supuso notables sacrificios. Ha estudiado en Roma los tres años de Teología y ahora está cursando el primer año de la licencia en Derecho Canónico. Aquí su testimonio para CARF. Felicidades a los tres nuevos diáconos del CEI Sedes Sapientiae.

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