Fundación CARF

19 mayo, 22

Testimonios de vida

Rosa María, de México y su vocación como “misionera comunicadora”

Rosa María Ordaz (León, México, 1963) es antigua alumna de la Facultad de Comunicación Social e Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma). Actualmente es periodista y trabaja como voluntaria en diversas asociaciones humanitarias. En esta entrevista, nos cuenta su vocación como "misionera comunicadora".

Su vocación: “Misionera comunicadora”

 En latín hay una sentencia que dice “Dulcis in fundo”, para entender que el postre, o lo que es dulce, hay que servirlo al final de la comida. Y así queremos terminar el año de celebraciones por el 25 aniversario de la fundación de la facultad de Comunicación Institucional en la Universidad Santa Croce, Roma, con algo muy dulce como son la vida y la misión de Rosa María “misionera comunicadora”.

Rosa Ordaz, nacida en León, México, en 1963, es antigua estudiante de la Facultad de Comunicación, donde obtuvo la Licenciatura en Comunicación Social e Institucional en 2006. Actualmente es periodista y trabaja como voluntaria en diversas asociaciones humanitarias, además de apoyar instituciones no gubernamentales que asisten a niños huérfanos, indigentes, pacientes, fundaciones de inmigrantes, hospitales, asociaciones que rescatan a la mujer de la violencia.

Al mismo tiempo, desarrolla proyectos de vida para organismos de jóvenes y adolescentes con problemas de integración social y fundaciones de inmigrantes en Europa, México y USA.

 “La belleza de una vida desinteresada”

Su objetivo, pues es, como ella misma nos comenta, “promover la dignidad, libertad, capacidad de amar, comprender, perdonar, perfeccionando su desarrollo humano total en estas mismas personas abarcando toda su dimensión del ser en el auténtico amor de Dios en sus vidas”.

De esta manera, se realiza como persona y como profesional de la comunicación, a través – nos cuenta – de “la belleza de una vida desinteresada” y del servicio gratuito e incondicionado para poner en valor la dignidad de la persona. Un ejemplo más de su vocación como “misionera comunicadora”.

Su colaboración la extiende a hospitales y centros de ayuda, en particular en las áreas de pediatría, traumatología, pacientes trasplantados, maternidad y pacientes en fase terminal.

Orientación reconciliadora

Querida Rosa, es un honor compartir esta entrevista. Leyendo sus artículos y viendo sus videos en el canal Mundo Católico, escuchando sus conferencias me pregunté de donde viene todo este compromiso hacia los demás, hacia la dignidad de la persona…

Me considero una “misionera comunicadora”. He vivido en diferentes lugares: Miami, Chicago, Wisconsin, Milwaukee, Houston, Roma. España, Milán. A raíz de la pandemia y por la enfermedad de mi madre regresé a mi país. El confinamiento me oriento a hacer “home office”, trabajo a través de zoom y ahora ofrezco orientación reconciliadora a jóvenes, familias, matrimonios, personas con adicciones, etc.

Mi misión y vocación es reconciliar a las personas primero con Dios y después, con ellas mismas: les inspiro a enamorarse de Jesucristo. El bienestar emocional y espiritual del hombre está en sentirnos amados, aceptados y perdonados, Dios sana las heridas y ordena nuestras vidas.

Gracias a la maravilla de estas nuevas plataformas digitales que nos permiten trascender por medio del mundo virtual, actualmente, realizo entrevistas, programas, conferencias, seminarios, congresos por YouTube, especialmente para “Mundo Católico”.

Distintas filosofías religiosas

¡Qué maravilla! Y todo esto también puede remontarse a tu historia particular, una historia no siempre fácil

Soy la tercera de seis hijos. Mi padre murió cuando yo era muy pequeña y por esta razón, desde los 9 años, comencé a trabajar y aprendí a hacer equipo con mi madre y mi familia.

Me educaron en la Iglesia Católica, pero me alejé de la fe: toda mi vida estuve en la búsqueda de la verdad.  Conocí varias filosofías religiosas, budismo, testigos de Jehová, agnósticos New Age, cristianos evangélicos; con estos últimos estuve unos años, daba por hecho que había encontrado a Dios. Sin embargo, el destino, o mejor la Providencia, me trajo a Roma, a la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, y en Roma descubrí que el hambre y sed que tenía de la verdad estaba en la Fe católica.

Rosa María Ordaz, de México "misionera comunicadora".

Rosa María Ordaz, nacida en León, México, en 1963, es antigua alumna de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, donde obtuvo la Licenciatura en Comunicación Social e Institucional en 2006. Actualmente es periodista y trabaja como voluntaria en diversas asociaciones humanitarias, además de apoyar instituciones no gubernamentales que asisten a niños huérfanos, indigentes, pacientes, fundaciones de inmigrantes, hospitales, asociaciones que rescatan a la mujer de la violencia.

Su objetivo, a través de los medios de comunicación y de las plataformas digitales es, como ella misma nos comenta, “promover la dignidad, libertad, capacidad de amar, comprender, perdonar, perfeccionando su desarrollo humano total en estas mismas personas abarcando toda su dimensión del ser en el auténtico amor de Dios en sus vidas.

De esta manera, se realiza como persona y como profesional de la comunicación, a través – nos cuenta – de “la belleza de una vida desinteresada” y del servicio gratuito para poner en valor la dignidad de la persona. Rosa María, “misionera comunicadora”.

Hambre y sed de verdad

 Tu búsqueda y hambre y sed de la verdad, te había llevado a entregarte a esta misión particular de la comunicación…

Pues sí. De hecho, antes de graduarme en la Santa Cruz, impartía conferencias acerca del perdón y estas charlas me abrieron las puertas a otros países. Ahora tengo una columna en uno de los periódicos de mi país, titulada “El esplendor de la palabra” que se han transformado en un elenco de más de 80 conferencias. Estas charlas me han llevado a participar y a ofrecer en varios lugares, retiros, congresos, programas de radio, tv.  “Dignidad, belleza y grandeza: la verdadera vocación de la persona”; es el título que le di a esta lista de charlas que también se emitieron en TV.

Dejar huella en la humanidad

Y conociste a varias personas que te influenciaron en tu proceso de conversión

Así es: tuve la oportunidad de conocer muy de cerca a personas maravillosas que transformaron mi vida como periodista. Son personas que dejaron huella en la humanidad y en mi corazón. Ejemplo: San Josemaría Escrivá de Balaguer, San Juan Pablo II, Joaquín Navarro Valls (portavoz de la Santa Sede durante el pontificado del papa San Juan Pablo II).

Además, tuve el privilegio de entrevistar al Padre Lombardi (encargado del área de prensa y comunicación de la Santa Sede, bajo el pontificado del papa Benedicto XVI y del papa Francisco), a Monseñor Guido Marini, (maestro de celebraciones litúrgicas pontificias en los pontificados de Benedicto XVI y de Francisco), a Valentina Alazraki, corresponsal de mi país en Vaticano, y también a directores de cine, cardenales, políticos, escritores, científicos, embajadores, actores.

¡Increíble! Pero en todo este trayecto hacia la verdad de la fe siempre tenías una dirección fundamental…

Sí, que además es mi devoción. Actualmente, soy una de las embajadoras del Volto Santo de Manoppello a nivel mundial. Este patrimonio de belleza intelectual y espiritual, sumado a cada congreso de mi Facultad en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, a los que he asistido, son el tesoro de mi trabajo como periodista.

 “Me alejé de la Iglesia Católica”

Me has comentado que te apartaste de la fe católica. ¿A dónde te llevó este camino?

Me alejé de la Iglesia Católica porque dejé de asistir a misa, no practicaba los sacramentos. A esto se sumó que comencé a tener poder y fama en el ámbito laboral, sentí que Dios no me hacía falta, mi orgullo y autosuficiencia enfriaron mi fe. Sin embargo, luego de mucha aridez espiritual volví a Dios, pero lamentablemente en filosofías equivocadas.

Comencé a tener hambre y sed de Dios, de santidad. Me apasioné por el tema de la excelencia espiritual y educativa, pues ya estaba estudiando la carrera de comunicación en mi país. Sin embargo, ninguna universidad satisfacía estas expectativas, hasta que descubrí la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

Un encuentro casual 

Un encuentro impensado con el Profesor Juan Andrés Mercado, de la Facultad de Filosofía de dicha Universidad, cerca del Vaticano, fue la respuesta a mis oraciones, el comienzo de un sueño que se confirmó meses después de este encuentro. Me enamoré del plan de estudios de la Santa Cruz, de la vida del fundador.

Yo me consideraba evangélica, en mi pensamiento los santos no existían. Sin embargo, mi interior gritaba que necesitaba ser humilde, dejarme maravillar y fui conquistada por la belleza del alma de San Josemaría a quien iban a canonizar. Me puse de rodillas en mi corazón y agradecí a Dios por traerme nuevamente a mi casa católica.

Juan Pablo II y el “regreso a casa”

 El papa San Juan Pablo II es un punto fundamental de tu conversión: ¿Cómo fue tu “regresó a casa”?  

 Continuamente he pasado por conversiones y reconversiones. Soy probada en cada adversidad, es donde Dios me forja, duele, pero a la luz de la cruz, el dolor se transforma en amor, la tragedia en sentido, belleza, la pérdida en fecundidad. Descubro el esplendor de la oscuridad.

En las contrariedades de la vida, Jesús me hace copartícipe de su cruz, en ella me muestra su gloria; revela las virtudes que necesito para ser acrisolada, sacude el victimismo; finalizo en protagonista. He pasado por varias pérdidas y la tragedia más desgarradora de mi vida fue la muerte de mi hermano: Jesús la transformó en un poemario a la contemplación de su pasión, muerte y resurrección.

Por otra parte, me considero privilegiada. La generación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz a la que pertenecí, vivimos cambios históricos únicos:  el pontificado de San Juan Pablo II impactó el mundo en distintas esferas, especialmente en el político, por supuesto además del religioso. Karol Wojtyla me cautivó con su humildad, testimonio de vida, su pasión por las almas, la manera en que asumió su enfermedad y el sufrimiento, su configuración con Cristo en el dolor sanó aún más mi alma.

San Josemaría

…y San Josemaría también es fundamental.

 Desde el primer día que le conocí, me enseñó a confiar como niña en él, le pedí que me trajera a estudiar en su Universidad. Sé que él me escucho, sabía mi anhelo de ser periodista de Jesús, por Jesús, y para Jesús.

Ambos santos me inspiraron a santificarme en mi vida personal y profesional. Les escribí un poema a los dos, a San Juan Pablo II y a San Josemaría. Como Dominguito Savio, ¡quiero ser Santa! Sin embargo, como estoy muy lejos de este deseo, me esfuerzo por ser la esposa esplendorosa que merece el cordero. Y San Josemaría y San Juan Pablo II me motivaron con su ejemplo magnánimo de vida. Así, delicadamente regrese a mi preciosa Casa, ¡la Iglesia Católica!

 

“Me considero una misionera comunicadora. Mi misión y vocación es reconciliar a las personas primero con Dios y después, con ellas mismas: les inspiro a enamorarse de Jesucristo. El bienestar emocional y espiritual del hombre está en sentirnos amados, aceptados y perdonados. Dios sana las heridas y ordena nuestras vidas”

Santidad académica

¿Cuál ha sido el papel de esta formación que recibiste en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz?

Estudié la carrera de Comunicación Institucional. Jesús dice: si sabes buscar, vas a encontrar. En mi búsqueda de santidad, me di a la tarea de investigar una universidad que pudiera educarme profesional y espiritualmente en esta virtud, donde la combinación de curriculares formativos se enfocase en Dios.

Me conquistó el nombre de la “Santa Cruz”. Estaba convencida que dicha Universidad era la perla preciosa que saciaría mi sed de santidad académica. Por este sueño dejé mi país, cultura, familia, trabajo, “éxito” y poder económico del que gozaba.

Amar la vida consagrada 

Pero lo que recibí en cambio fue una experiencia más valiosa: aprendí a valorar y amar la vida consagrada, a los sacerdotes, a los santos, a María como la madre de Dios, comencé a sentirla verdaderamente mi Mamá, junto con su gran protección.

Soy el resultado del cariño, protección y tierno cuidado con el que mi alma mater, y particularmente la Facultad de Comunicación Institucional, forma a sus alumnos. Y me refiero a todos los profesores. Tengo una profunda gratitud para con ellos.

Defensa de la dignidad humana

Te dedicas a la promoción y a la defensa de la dignidad humana. ¿Cuál es la marca fundamental de todas sus actividades?

 En mi trayectoria como comunicadora he pasado por distintas etapas, Dios así quiso educarme. Comencé como voluntaria en hospitales, después apoyé fundaciones, luego comenzaron las emisiones de radio, las conferencias. A raíz de la pandemia y la enfermedad de mi madre, me dedico a cuidarla.

Compagino mi faceta como enfermera y periodista desde casa: realizo entrevistas, programas y más para “Mundo Católico” en YouTube. Me apasiona mi trabajo, el mundo virtual tiene un alcance inimaginable, te proyecta a distintos países, continentes, a miles de personas. Gracias a estas plataformas digitales soy más fecunda en la evangelización. La marca o el sello de mis charlas, programas, entrevistas sin duda es el sello de San Josemaría: ser contemplativa en la vida ordinaria.

Descubrí el sentido, la inteligencia, sabiduría, belleza, la gloria subyacente en lo pequeño, lo adverso, la pérdida, el dolor. Deseo que cada entrevista, artículo, conferencia, sea un trabajo teológico, conecto citas bíblicas para resaltar la verdad y la hermosura de Dios en todo.

El perdón

¿Y el perdón? ¿Por qué te centras tanto en ello?

El perdón es una de las virtudes esenciales en la vida del hombre. Jesús nos dio cátedra de esta gracia: “Esta es mi sangre derramada por muchos para el perdón de los pecados”. Mientras no comprendamos la dimensión de la oración anterior junto con el sacrificio de Jesús, no podemos sentirnos amados, aceptados y perdonados, vivimos en la indiferencia e ingratitud al corazón que más nos amó. Sin esta experiencia no hay transformación interior en el hombre.

Ideología de género

Hablas sobre la ideología de género, la eutanasia y otros temas que afectan a la dignidad de la persona

La ideología de género y otras corrientes son movimientos sustentados en intereses políticos, originados por las élites del nuevo orden mundial. El objetivo: control de natalidad que pretende solucionar los problemas de la humanidad. Y, sin embargo, la solución más exitosa para ello está en sanar las heridas del hombre, pues de tales heridas se origina la oscuridad, las ambiciones desmedidas, la infelicidad. La humanidad se ha desvirtuado, por la falta de una auténtica reconciliación con Dios.

La teóloga alemana Jutta Burggraf nos da una excelentísima cátedra de la poderosa liberación del hombre gracias al perdón: esta virtud nos reconcilia con nuestro creador, con nosotros mismos; somos ubicados en nuestra realidad y verdad. Comenzamos a vernos con toda la gloria para la que fuimos creados. En mi larga trayectoria como orientadora, lo que tocado con las manos: obedecer, respetar, amar a Dios como humanidad; este sería el verdadero comienzo de un nuevo “orden mundial”.

Nick Vujicic

Entre las personas has entrevistado están Martín Valverde, Monseñor Guido Marini, el productor de la película Cristiada, Nick Vujicic: ¿quién te impactó más?

 Sin duda Nick Vujicic: él, me conmovió más, debido a su elevadísimo nivel de inteligencia espiritual y emocional. Aún resuenan en mi mente sus palabras que expresó en una conferencia a los estudiantes de la universidad de la Salle en León: “Si Dios me diese la oportunidad de volver a nacer, elijo nacer igual. Porque te amo”,  dijo refiriéndose a todos los presentes. “Si yo me hubiese suicidado, no hubiera escrito mis best sellers, rescatado con mi testimonio a miles y miles de vidas del suicidio. Millones de personas visitan mi página web, me escriben para darme las gracias; mi ejemplo los motiva a seguir adelante”.

Vujicic, en su conferencia, describió sus etapas de fe a prueba de fuego. Con esta confianza retó a Dios, a darle sus brazos y piernas.  Luego siguió el dolor del silencio y de la ausencia de Dios, sumado a la oscuridad e intento de suicidio por no aceptarse. Después las crisis, catarsis: todo esto lo llevó a descubrir la gloria de Dios para lo que fue creado.

Madurez emocional 

Este escenario fue el detonante del resurgir de una estrella. Es maravilloso conocer personajes que logran un nivel de madurez emocional elevadísimo como este (paz y contentamiento interior, gratitud al creador, sentirse elegidos en las vicisitudes del destino).

El éxito de Nick habla del calibre de inteligencia creativa que trasciende los escenarios físicos desgarradores, para adentrarse en las realidades esperanzadoras que transforman todo el dolor en amor.  El victimismo nos impide entender que el dolor adquiere la forma como de un cincel, con el que Dios moldea nuestra alma, hacia su plenitud y eternidad.

Un sueño por realizar

Además de tu devoción a todas las causas importantes a las que te dedicas, ¿cómo es tu vida personal?  

 Hasta 2019 viví entre Chicago, Wisconsin, Milwaukee, Miami, Roma, Milán, España y Ciudad de México; apoyando parroquias, apostolados, medios de comunicación católicos… Luego regresé a mi país por la enfermedad de mi madre a quien ahora me dedico a cuidar. Dios me ha dado la gracia de combinar mi trabajo desde casa y al mismo tiempo atenderla. Continúo ayudando a fundaciones, proyectos en el séptimo arte y más…

¿Te queda algún sueño por realizar?

Cuando te enamoras de Dios y tu vida la consagras a él, siempre vas a tener sueños pendientes por realizar. Dios es sed de infinito. Cristalizas un sueño, pero ya estás proyectando otro. Anhelas hacer mucho por la humanidad. Cuando sueñas para Dios, los sueños de Él son más grandes para ti. Él te da ideales altísimos, la mayoría se han cumplido en mi vida.

Quiero publicar libros, uno de mis artículos con diferentes temas, otro de mi vida en Roma, mis experiencias sorprendentes en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, la manera en que salí adelante con mis estudios sin tener recursos económicos; un libro de poemas a la Cruz, a Jesús. Por ahora solo está realizado en video, otro de frases de Rosa María…

Aún hay ideales muy grandes por realizar, no son míos, son los de Dios puestos en mi corazón. He aprendido que Él los va concretando en su bendito Kairós.

Para terminar, nos gustaría compartir algo del trabajo muy edificante de Rosa María Ordaz que está presente en la web. Por ejemplo, Cecilia Valderrama, directora de Mundo Católico, entrevista a Rosa María Ordaz.

Formar a periodistas 

 En un tiempo tan difícil, donde, como muchos dicen, la guerra y la paz están hechas también de comunicación (y lo vemos en estos días) es grande la gratitud de ser parte de una Institución que contribuye a formar a periodistas que tienen un tan delicado trabajo, de difundir la verdad, la paz y la esperanza en un mundo que parece alimentarse cada día más de malas noticias, mentiras, desesperación e incertidumbre.

Muchas gracias, Rosa María, misionera comunicadora, por la esperanza que nos has dado. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gerardo Ferrara
Licenciado en Historia y en Ciencias Políticas, especializado en Oriente Medio.
Responsable del alumnado
Universidad de la Santa Cruz de Roma

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